jueves, 20 de marzo de 2008

Homenaje

Sillas grandes y sillas pequeñas, palabras, luces rojas, mucho calor. Mi mujer se abanica con lo que puede. El maestro de ceremonias quiere quitarse la corbata, volar a alguna playa, chapucear en la humedad del agua fresca; una margarita, con mucho hielo, tanto como para quemar la garganta, fría, verde, congelada.

Ahora todo el gran salón enmudece. Estamos sentados soportando aquí para homenajear a Carlos, por su trayectoria en el cine, por sus cincuenta películas. O ¿son más? !Qué mas da!

Carlos todavía no sale. Esto es pura música –me lo dijo. Le parece ridículo estar aquí de pipa y guantes, con traje de buzo y de pingüino, escuchando los qué honor y qué gusto, y tanto lloriqueo de gente que nunca ha visto sus películas. Y si las vieron no entendieron nada; también eso me lo dijo.

Tenía razón con lo de la música y el ruido. Esto es absurdo: hay una orquesta en vivo, cuerdas, de carne y huesos¡pero si a él le fastidia la música y las que más, la clásica! ¿Para qué este desperdicio? con orquesta y todo.

¿Cómo no lo voy a recibir?, ya estoy viejo, necesito el dinero; se acabaron las épocas del amor al arte y escupir en todo, ahora no me cago en el gobierno porque me da de comer. Así es esto.

Se oyen los manazos y los aplausos de júbilo. Si supiera cómo se ve ridículo desde aquí abajo con esa envoltura de pingüino encima.


-Buenas noches a todos. Le dije a un amigo que no sabía qué iba a decir. También le dije que esto era puro ruido, pura música. Sé que esto es pura música pero ¡qué bien suena! ¡qué bien se siente! (aplausos y risas)...gracias, no esperaba menos...(más aplausos) la verdad, no entiendo, no puedo decir por qué razón mi cine les parece atractivo a ustedes siendo tan exquisito y tan poco para los grandes públicos...No diría que es de arte porque a mí me chocan todas esas etiquetas pero lo hice pensando precisamente en provocar, en escandalizar, y ahora es una ironía estar aquí en este Palacio recibiendo homenajes...(pausa) Sí, gracias, me apuro, sé que tengo poco tiempo...(más risas, más aplausos). Quiero decir que a lo largo de estos años he aprendido mucho. Yo diría sobre todo que aprendí a no conformarme, a ir más allá, a criticar. Precisamente mis filmes hablan sobre la decadencia de la sociedad y quieren criticar –por eso ahora estoy sorprendido– quieren criticar a la gente, a toda en general, a la gente como ustedes, como yo ahora aquí recibiendo este ridículo homenaje (una risa, dos, alguien desde el fondo del salón, tose). Mírate, Carlitos, como muñequita de aparador, recibiendo abrazos (risas de Carlos, el salón en limpio silencio, ya nadie tose)...Pero de ninguna manera mi intención es insultarlos...Sí, sí, el tiempo...Bueno, seré breve: (saca un papel) quiero agradecer, antes que nada al Comité, al Señor Estro...Estrogona, (leyendo con dificultad) a... la señora presidenta de la institución que...a la institución que...Sí, sí, ya voy (Alguien desde el fondo grita: Bravo!) ...la insti...tu...la insituta, a la señora instituta, a ésta...Bueno pero ¡Cómo chingan con el tiempo! Quiero agradecer a la prostituta que me invitó y a todos ustedes bola de payasos.


-¿Qué tal estuve?
-No sé, todo lo que vi fue a un pingüino salivando y escupiendo contra monos y musarañas. Yo creo que salió bien.
-¿Tú crees? ¿Tanto les gusto?
- ¡Claro! Es más, mañana apareces retratado en todas las portadas de revistas y periódicos de fama, no te apures. ¿Sabes por qué les gustas tanto? Porque eres igual que ellos, igualito.

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angelus novus

Hay un cuadro de Klee que se llama Angelus Novus. En él se representa a un ángel que parece como si estuviese a punto de alejarse de algo que le tiene pasmado. Sus ojos están desmesuradamente abiertos, la boca abierta y extendidas las alas. Y este deberá ser el aspecto del ángel de la historia. Ha vuelto el rostro hacia el pasado. Donde a nosotros se nos manifiesta una cadena de datos, él ve una catástrofe única que amontona incansablemente ruina sobre ruina, arrojándolas a sus pies. Bien quisiera él detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo despedazado. Pero desde el paraíso sopla un huracán que se ha enredado en sus alas y que es tan fuerte que el ángel ya no puede cerrarlas. Este huracán le empuja irreteniblemente hacia el futuro, al cual da la espalda, mientras que los montones de ruinas crecen ante él hasta el cielo. Ese huracán es lo que nosotros llamamos progreso.

Walter Benjamin